A finales de los 80, nació la empresa Akrapovic, motivada por el hecho de percibir cómo los escapes que producía de manera particular para sus motocicletas de competición ofrecían un rendimiento capaz de marcar la diferencia en las carreras.
Igor Akrapovic siempre ha defendido que el gran secreto de las colas Akrapovic y escapes -así como de su su marca en general- es la pasión que vierte tanto él como todos sus trabajadores en cada proceso.
Fruto de esa pasión es el diseño y la construcción cuidada de cada uno de sus escapes.
Diseñadores, arquitectos industriales e ingenieros forman parte de un equipo que busca la modernidad y la innovación en cada uno de sus sistemas de escape.
Lo demuestran distintivos como el silencioso hexagonal que revolucionó el mercado en 2005 que producía un sonido mucho más agudo y una mayor aceleración.
Sistemas de escape posteriores con efectos siempre novedosos le mantienen siempre en lo más alto de la lista de innovadores en el sector del motor.
Las constantes pruebas y evaluaciones de distintos materiales, tanto para la fabricación del escape Akrapovic, como para su acabado, garantizan siempre el mejor rendimiento y un sistema de I+D avanzado y en constante aprendizaje.
El sonido, junto a la mejora de rendimiento, es el gran protagonista del resultado de todo este trabajo.
Akrapovic cuenta con todo un departamento de ingenieros para evaluar el ruido, la vibración y la dureza que alcanzan los tubos, silenciadores y colas de escape.
Además de sonido, se tienen en cuenta también otras variables como las revoluciones por minuto, la temperatura de los gases, las vibraciones… que se entremezclan para formar el equilibrio y el patrón de sonido perfecto.