Un disparo de precisión es la base de todo entrenamiento cuando se trata de disparar con armas largas.
La técnica de tiro se repite una y otra vez en series de mayor o menor número de disparos, donde la concentración en la correcta ejecución de ciertas pautas o técnicas como la BRASS cobra su importancia.
La técnica BRASS es un protocolo básico que el tirador repite disparo tras disparo tanto en entrenamientos como en competiciones de tiro de precisión.
La respiración es un elemento fundamental en el tiro de precisión, que ayuda en el mantenimiento del ritmo de los disparos y de formar parte del trabajo postural para sostener el arma.
Un tirador de precisión debe tirar relajado básicamente por dos motivos: psicológico, para controlar la ansiedad por ver el resultado de los disparos, y físico, para minimizar los movimientos transmitidos al arma.
La alineación de los elementos de puntería del arma es fundamental para agrupar los disparos.
La presión sobre el disparador debe ser un acto consciente, en el que se presta atención a la puntería de modo que cualquier movimiento en el arma pueda provocar la renuncia del tirador a dicho acto.
El seguimiento del disparo es fundamental por motivos psicológicos y fisiológicos, ya que ayuda al control de la ansiedad en competición y durante las sesiones de entrenamiento.