Existen seguros de accionamiento manual y automáticos, también llamados externos e internos.
Un seguro manual es aquel que puede ser activado o desactivado voluntariamente por el tirador, accionando un comando externo.
En los seguros automáticos, en cambio, ya no es el tirador el que interviene directamente, sino que es el propio mecanismo del arma el que previene el disparo accidental.
Dentro del primer grupo, el más clásico y difundido es el conocido como seguro de aleta, en definitiva, una palanca externa que –depende del modelo del arma– bloquea el martillo o la cola de disparador.
Muchas armas modernas poseen esta palanca ambidiestra –una a cada lado de la pistola– para facilitar su accionamiento con la mano que empuña.
Dentro de los denominados seguros automáticos, encontramos el de bloqueo de aguja percutora, el de empuñadura, el de cargador, seguro de caída de martillo y el de cierre incompleto.
El seguro de bloqueo de aguja percutora es, tal vez, el más importante y, a mi modo de ver, el único necesario en una pistola semiautomática.
El seguro de empuñadura es una constante de las armas diseñadas por John M. Browning desde su Modelo 1903 e inmortalizado en su 1911.
El seguro de cargador es un sistema de seguridad que impide que se efectúe un disparo si el cargador no está colocado dentro de su alojamiento.
El seguro de caída de martillo es un sistema de seguridad clásico de las pistolas de simple acción y martillo externo que ha desatado muchas controversias sobre su correcta utilización.
El seguro de cierre incompleto es un sistema que impide que se pueda efectuar el disparo cuando la corredera no está totalmente cerrada.