El primer paso en la calibración es la selección de un estándar de referencia adecuado.
Este estándar debe tener una precisión superior a la del instrumento que se va a calibrar y debe estar certificado por un organismo acreditado.
Además, es fundamental que el estándar utilizado esté trazado a un sistema de medición reconocido, como el Sistema Internacional de Unidades (SI).
Una vez verificado el estado del instrumento, se procede a compararlo con el estándar de referencia.
Se deben seguir un procedimiento riguroso para minimizar errores, como controlar la temperatura y humedad del ambiente, utilizar técnicas de medición adecuadas y evitar la aplicación de fuerzas excesivas que puedan alterar los resultados.
Después de la comparación, se analizan los datos obtenidos para determinar si el instrumento está dentro de los límites de tolerancia aceptables.
El último paso del proceso de calibración es la documentación del proceso.
Se emite un certificado de calibración que incluye información como: Identificación del instrumento calibrado, fecha y condiciones ambientales de la calibración.
Resultados obtenidos y desviaciones detectadas, método de calibración utilizado, firma y certificación del laboratorio responsable.