La mejor baqueta es de una pieza, de ACERO recubierto de material sintético, adaptada al calibre y longitud del cañón.
Los cepillos de cerda o material sintético, por su suavidad, pueden utilizarse para la limpieza de pólvora, polvo, u otro material extraño de fácil eliminación.
Los cepillos de latón se utilizan para eliminar restos más difíciles, su diámetro debe corresponder al calibre del cañón.
Los disolventes se utilizan para eliminar los restos de pólvora, plomo y latón, suelen ser productos con base de petróleo, que dejan el ánima del cañón sin protección una vez utilizados.
Los lubricantes son tipo aceites de origen orgánico, mineral o preferentemente sintéticos, que se emplean para la limpieza general, para evitar la corrosión y lubricar los componentes mecánicos.
Siempre deben utilizarse en pequeñas cantidades, evitando empapar las piezas del arma, por sus consecuencias negativas.
Modernamente se han propuesto productos mixtos: disolvente + lubricante, algunos de los cuales han sido aprobados por organismos, tales como la OTAN o la USMC, como único producto suficiente, siendo de eficacia probada.
Los trapos siempre de algodón, deben adaptarse al calibre del cañón, lo cual es extremadamente importante sobre cuando se emplean soportes de empuje.
Para el pulido final de la madera un paño de lana fina o jersey viejo, es el mejor auxiliar.
Un cepillo de dientes u otros de diseño apropiado, son necesarios para la limpieza de recamara, cerrojo, y zonas de difícil acceso.