La capacidad de ver objetos en la oscuridad se llama científicamente visión escotópica.
Consiste en la interacción de procesos fisiológicos y neurológicos del cuerpo humano, que nos permiten distinguir objetos con poca luz.
Visualmente, esto se muestra en la retina y en la reacción de la pupila, lo cual se puede observar desde fuera.
Al mismo tiempo, se puede notar un cambio en el diámetro de la pupila, mediante el cual nuestro cuerpo regula la cantidad de flujo de luz entrante y permite adaptar la visión a diferentes condiciones.
Puedes incluso sentirlo al encender luces brillantes en una habitación oscura.
Al experimentar cierta incomodidad, puedes estar seguro de que en ese momento, tus ojos y cerebro están cambiando rápidamente al otro modo de percepción visual.
Una demostración visual se observa fácilmente en los gatos.
Cuando falta luz, la pupila se dilata para permitir el paso de más luz.
Con buena iluminación, esto no es necesario y la pupila se contrae.
Gracias a la ciencia, obtuvimos la tecnología de visión nocturna, cuya cúspide son las gafas de visión nocturna.
Este es el dispositivo más cómodo, ergonómico y adaptativo que literalmente sustituye nuestros ojos.
La construcción especial de dos elementos mejora nuestra visión limitada mientras sumerge completamente al observador en la imagen nocturna.
La variedad de sistemas de fijación te permite sentirte como un depredador nocturno, con las manos libres y una sensación real de superpoder.