Aún así, si el mantenimiento de tu sofá no te motiva mucho, y quieres presumir de un sofá radiante como el primer día, no te queda otra que desenfundar el sofá y lavarlo a máquina para deshacerte de manchas, polvo, restos de comida, y suciedad en general.
Si no lo tienes muy claro, o no entiendes la etiqueta (que nos suele pasar muchas veces) pregúntanos, o haz una prueba con una de las fundas, para minimizar riesgos, y no arruinar el sofá al completo.
Cuando las metas en la lavadora, dales la vuelta para evitar que el roce de la cremallera estropee el tejido.
En el caso de que las fundas de tu sofá tengan velcro, en lugar de cremallera, puedes utilizar velor, para colocarlo sobre él, y evitar que durante el lavado se peguen entre ellos, y queden zonas sin limpiarse bien.
Te aconsejamos seleccionar un lavado de duración corta y centrifugado suave.
Si tienes secadora, igualmente cuidado con el programa seleccionado.
Si no dispones de secadora, ¡no hay problema.
Tiende las fundas del sofá, y aprovecha los efectos antibacterianos del sol sobre la ropa.
Eso sí, al igual que en la lavadora, la funda siempre del revés, dado que el sol se “come” las bacterias pero también los colores.