Si buscas una solución eficaz, económica y libre de productos químicos agresivos, dos ingredientes comunes de cocina, el bicarbonato de sodio y el vinagre blanco, pueden ser tus aliados. La combinación de vinagre blanco y bicarbonato de sodio crea una reacción química que genera una suave espuma efervescente. Esta espuma actúa como un limpiador suave, capaz de disolver la suciedad, eliminar las manchas de grasa y, sorprendentemente, reducir la apariencia de las rayas superficiales en los cristales. El vinagre, por su acidez moderada, ayuda a desinfectar las gafas, eliminando bacterias y gérmenes que pueden acumularse con el uso diario. El bicarbonato, con sus propiedades abrasivas suaves, pule delicadamente la superficie de las lentes sin dañarlas. Diluir el vinagre es fundamental para evitar dañar los recubrimientos especiales de las lentes, como los antirreflectantes o los de protección UV. Una vez preparada la solución, sigue estos pasos para limpiar tus gafas de forma segura y efectiva. Con movimientos suaves y circulares, frota la mezcla sobre la superficie de los cristales. Evita ejercer demasiada presión, especialmente en áreas con rayas, ya que podrías empeorar el daño.