La agilidad se caracteriza por la entrega temprana de valor y su incremento continuo en periodos breves. El inventario de técnicas ágiles facilita: La definición del producto mínimo viable: funcionalidades suficientes para lanzar el producto. La mejora continua de los requisitos. El mantenimiento de un flujo de entrega de valor constante. Así por ejemplo, técnicas de “agile inception” como: design sprint, agile inception deck, o lean inception son útiles para definir la visión del producto y el mínimo viable. Las pilas de sprint, estimación en la pared o product canvas ayudan a gestionar la evolución de los requisitos. Y para mantener un flujo de entrega de valor constante, se puede trabajar con prácticas de scrum para mantener el avance en sprints, o con tableros kanban para mantener un flujo continuo. Técnicas ágiles sin una cultura ágil, no es propiamente “Agilidad” sino ingeniería concurrente con ciclo de vida incremental o lo que se podría llamar “agilidad técnica”. La fortaleza de scrum y de la agilidad en general no se debe sólo a su ciclo de entrega incremental, sino a la capacidad que tenga el equipo de desarrollar su talento. La producción industrial basa la calidad del resultado en la calidad de los procesos empleados. El valor del resultado se confía al “know how” explicitado en los procesos y la tecnología empleados. Sin embargo en la agilidad el valor entregado depende del talento de las personas. Esto es así porque el “know how” que produce la innovación que espera el cliente no es posible confiarla —al menos hoy— a un proceso o una IA. La gestión de un ciclo que incremente el producto de forma continua e iterativa, se consigue aplicando técnicas y prácticas apropiadas. Sin embargo la aportación del talento de las personas no lo logran las técnicas, sino la cultura de la organización. La agilidad técnica es adecuada para trabajos cuya ejecución puede procedimentarse, para delegar la calidad y la homogeneidad del resultado a la ingeniería de procesos. La agilidad técnica es apropiada si el cliente necesita la entrega temprana de un producto mínimo viable que se vea incrementado de forma frecuente y continua. Si además necesita aportaciones como innovación, que no surgen de los procesos empleados, sino del talento de las personas, se necesitan personas competentes y motivadas por un ambiente que potencie la inteligencia colectiva. La implicación del cliente con el equipo del producto es necesaria, porque la entrega continua requiere feedback continuo de su parte. Si además no se trata de agilidad técnica, sino de Agilidad, el equipo debe conocer y compartir la visión del cliente. Valores como la entrega de valor como objetivo, el trabajo en equipo y la excelencia profesional también facilitan la agilidad. La interacción de los miembros del equipo, la difusión del conocimiento compartido y la fertilización cruzada de las ideas multiplica la potencia del aporte de las personas: el talento.